5 consejos para viajar con niños (y no morir en el intento)

6 julio | 2016 | Un papá en prácticas

¿Viajas con niños? Goodyear y Un papá en prácticas te cuentan una serie de consejos que te resultarán de utilidad para organizar un viaje sin sobresaltos. ¡Conócelos!

Viajar con niños es bastante diferente a hacerlo sin ellos, pero a la vez es una experiencia muy enriquecedora, especial y divertida que en casa no cambiaríamos por nada del mundo, por mucho que a veces echemos de menos la tranquilidad de nuestras escapadas en pareja. Que también se añoran, no os vayáis a creer. Pero uno tiene que asimilar que los paseos, los amaneceres y las comidas tranquilas se han acabado por un tiempo. Como se acabaron los aquí te pillo, aquí te mato. Ley de vida.

Sin embargo, ver la cara de emoción de nuestra hija, pasear juntos por ciudades que hacemos nuestras, disfrutar de los días sin prisas y compartir momentos únicos los tres es algo maravilloso, un recuerdo que guardaremos siempre. De esas experiencias, siempre gratificantes pese a algunos momentos de agotamiento (que haberlos, haylos), en casa hemos sacado cinco conclusiones que se han convertido ya en un mantra y que hoy comparto en forma de consejos con vosotros. Porque sí, es posible viajar con niños, pero hay que hacerlo siguiendo unas pautas si no queremos acabar tirándonos de los pelos y regresando de las vacaciones más agotados y estresados de lo que nos fuimos. Un clásico, por cierto.

niños coche

 

1. Piensa en ellos en la planificación. Lo fundamental para viajar con niños es tenerlos presentes en todo momento y, de forma especial, en la planificación del viaje, pensar en ellos a la hora de hacernos nuestro planning diario. Huye de las jornadas maratonianas de visitas turísticas que hacíais cuando eráis pareja e intercala excursiones culturales por los principales puntos de interés de tu destino con visitas y actividades para el disfrute de los más peques. Hoy en día casi todas las ciudades del mundo tienen lugares kidsfriendly, rincones para disfrutar en familia y hacer un alto entre monumento y museo. Lo suyo es que el viaje lo disfruten todos. Cada uno a su manera.

2. Haz llevaderos los trayectos. A los niños pequeños se les suelen hacer pesados los viajes más largos de lo normal en coche, autobús, tren o avión. Tienen una energía que les desborda y estar sentados durante mucho tiempo hace que esa energía necesite ser canalizada. Haz paradas estratégicas cada poco tiempo si vas en coche (siempre hay pueblos bonitos que visitar) y carga en la maleta juegos de mesa, pinturas y cuentos para amenizar los trayectos, invéntate historias, cuéntales qué van a ver en el próximo destino… Veréis que hay vida más allá de los móviles y las tabletas.

3. Cuanto menos cargados, mejor. Cuando tenemos hijos da la sensación de que se multiplican las cosas que tenemos que llevar encima en cada salida de casa: pañales, ropa de repuesto para accidentes inesperados, toallitas… Así que lo suyo es que, en la medida de lo posible, no nos carguemos más. En nuestro caso prescindimos del carro y viajamos con mochila de porteo, que la puedes guardar en cualquier sitio. Y también nos ha ayudado practicar el baby led weaning y que nuestra hija coma desde los seis meses lo mismo que nosotros, cosa que nos ha evitado tener que ir cargados con potitos, biberones y demás utensilios. Cuando se trata de viajar, menos es más. Siempre.

4. Contágiate de sus ganas de descubrir y comerse el mundo. Para los adultos, viajar es volver a ser un poco niños: admirar con los ojos muy abiertos las joyas arquitectónicas, quedarse embobado ante los paisajes que nos regala la naturaleza, alucinar con las costumbres locales… Para viajar con niños nada como contagiarnos de esas ganas suyas de descubrir y experimentar cosas nuevas. Es la mejor receta para sorprendernos a diario y, a través de esa fascinación, despertarles a ellos, aún más si cabe sus ganas de aprender y su innata curiosidad.

5. Y sobre todo, keep calm y no seas cuadriculado. Aunque un servidor sea el primero al que le cueste, tienes que aceptar que cuando viajas con peques los planes están para incumplirlos. Ellos van a su ritmo, se paran asombrados ante una piedra, quieren subir y bajar de forma repetida unas escaleras, en determinado momento deciden que quiere ir en sentido contrario a la marcha, o sentarse a descansar en mitad de una plaza… Acéptalo como otra parte más del viaje, salte por los márgenes de las cuadrículas y disfruta de esos momentos inesperados. Al final resulta que nuestros peques son unos sabios y que como decía hace siglos y siglos el filósofo chino Lao Tzu, “un buen viajero no tiene planes fijos y no tiene intención de llegar”.

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