5 destinos healthy: disfruta de su gastronomía sin pasarte

1 marzo | 2016 | Elena Devesa We lover size

Viajar es una de las pasiones de las Loversizes, que nos ofrecen unos destinos saludables que no te puedes perder

Si hay algo que nos gusta a las Loversizers, eso es viajar. Recorrer España (o el mundo, si nos dejan) descubriendo lugares nuevos, haciéndonos fotos en paisajes imposibles y sobre todo, zampando manjares típicos de cada ciudad como si no hubiera un mañana.
Comer es una de las mejores cosas que puedes hacer cuando viajas, pero no todos podemos permitirnos el lujo de meternos maravillas gastronómicas entre pecho y espalda a diario. Algunos tenemos que velar por el bien de nuestra báscula y tratar de mantener un estilo de vida saludable hasta en los viajes.
Pero en esta nuestra querida España hay un montón de opciones para disfrutar, divertirte y alegrar el paladar sin que ello implique un aumento considerable de tu trasero. Aquí tienes unas cuantas.

1. Pontevedra. Si quieres comer rico, barato y si me apuras sano, las Rías Baixas son tus aliadas. Qué te va a contar una pontevedresa de su tierra, eso también es cierto. Pero tras una breve encuesta entre mis amigos foráneos, están todos de acuerdo. Les llevé a Pontevedra y se enamoraron de forma inesperada. De su zona vieja, de sus calles peatonales para pasear tranquilamente (que son todas), sus terrazas a prueba de lluvia los 365 días del año y sobre todo, de sus bares.
Si te quieres hinchar a empanada y zorza con patatas también puedes, por supuesto. Pero si tu plan es cuidarte, no hay bar sin ración generosa de pulpo, unas deliciosas zamburiñas o unos mejillones que vienen directitos de la lonja.

2. Tren de la fresa. Hay quien piensa que ya no existe, pero el Tren de la fresa no solo sigue en nuestras vidas sino que además es un plan ideal para los healthy adictos. Este trenecito histórico va de Madrid (Museo del Ferrocarril) a Aranjuez recreando el viaje decimonónico con una locomotora de vapor. Los vagones de madera y las azafatas vestidas de época molan mil. Por el camino se sirven productos típicos de Aranjuez, y por supuesto, las conocidas fresas como las que antiguamente se transportaban en este tipo de trenes hasta la capital.

3. Logroño. Me encanta cuando se ponen de moda cosas que me gustan y que encima son sanas. Ese es el caso de las alcachofas, que han pasado de ser una verdura de la que pasábamos a estar en las cartas de los principales restaurantes de todas las ciudades. De las mejores las tienes probablemente en Logroño, y si encima las acompañas con un buen Rioja entonces ya no te cuento. Eh, a ver, que un vasito de vino no solo está permitido sino que dicen que es bueno para la salud, ¿no?

4. Tarragona. Si quieres comer unos buenos calçots y vivir de primera mano la experiencia ‘babero y salsa romescu’ tienes que ir a Tarragona. Eso sí, intenta irte con alguien con quien tengas confi, porque ya te digo que comer calçots es más cómico que comerse una hamburguesa gigante. Aprovecha la visita para perderte por el conjunto romano que forman las ruinas romanas consideradas Patrimonio de la Unesco. Cuando te canses de ruinas, puedes pillarte el coche y plantarte en Port Aventura para quemar las cremas catalanas que te has metido entre pecho y espalda (te hemos pillao).

5. Málaga. No, no te vuelvas loco con el pescaíto frito que por mucho pescado que sea van bien impregnadito de aceite y demás cochinadas. Para disfrutar de Málaga sin arrepentimientos, abusa de los mariscos y pescados a la parrilla frente al mar. Pocas cosas más maravillosas que comer fresquito en una terraza de playa y que la comida desprenda olor a carbón. Una auténtica gozada.

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