Excursiones cerca de Madrid: 5 destinos a menos de 2 horas en coche

¿Estás pensando en hacer excursiones cerca de Madrid? Entra y descubre los destinos más interesantes a menos de 2 horas en coche de Madrid que nos recomienda “El rincón de Sele”

El kilómetro cero abre un abanico de innumerables posibilidades para hacerse una ruta o escapada en coche. Ante un fin de semana, un festivo o un día de “asuntos propios” en los que nos apetezca desconectar del trasiego de la capital, suele apetecer marcharse a disfrutar de lugares distintos. Hoy me gustaría recomendar cinco destinos a menos de dos horas desde Madrid en los que disfrutar una escapada en vehículo propio o de alquiler. Ya veréis que buenas ideas no faltan.

Segovia, un paseo por el acueducto y cochinillo

Para ir a Segovia no hacen falta ni dos horas de coche porque son apenas 90 kilómetros las que la separan de la Puerta del Sol. Se trata de una de las excursiones TOP desde Madrid. Y no es para menos. Una ciudad con uno de los mejores vestigios romanos que se conservan en España como es el acueducto, un alcázar que parece sacado de una película de Disney (recuerda al castillo de la Cenicienta), un conglomerado de iglesitas románicas encantadoras y, por supuesto una gastronomía de calidad a la que no la falta contundencia.

El plato típico de Segovia es el cochinillo asado. Y si bien donde Cándido lo hacen delicioso (y con toda la parafernalia posible) desde hace décadas, hay más asadores de los que cualquiera es capaz de asimilar. Para bajar la comida después un paseo por el área de Nuestra Señora de la Fuencisla reconforta a cualquiera, sobre todo en la primavera y el verano y podemos disfrutar de una vista maravillosa del alcázar y de las brisas que reparte el frío Eresma.

Pedraza, Sepúlveda y las Hoces del río Duratón

Esta ruta en coche para la que no hace falta ni cambiar de provincia, ya que seguimos en Segovia, mezcla naturaleza con patrimonio. Podemos empezar con la villa de Pedraza, una de las localidades con un casco viejo maravilloso que viene de la Edad Media y la riqueza de la industria lanera en aquella época. Para llegar a veces uno pasa por Sotosalbos y no conviene pasarla por alto, ya que aparece mencionado en El Libro del Buen Amor del Archipreste de Hita y conserva una iglesia románica con unos capiteles prodigiosos.

Podemos elegir entre comer un cordero asado en la Plaza, visitar el museo del pintor Ignacio Zuloaga en un imponente castillo, visitar unas mazmorras en la torre de la entrada, comprar buena artesanía… o hacerlas todas en una misma mañana.

 

Para la tarde podemos dejar una visita a la bella Sepúlveda y perder la noción del tiempo en una de sus quince iglesias que se conservan de su gloriosa época medieval. Como Toledo o Sevilla también fue ciudad de tres religiones y culturas como la cristiana, la judía y la musulmana.

Pero esta ruta da para mucho más y podemos tantear en serio quedarnos otro día. Motivos no faltan. A dos minutos de Sepúlveda se encuentran las Hoces del Duratón, una especie de Gran Cañón castellano donde sobrevuelan los buitres leonados y en la que se puede realizar una ruta asequible a pie y volverse locos haciendo fotos. El paisaje bien lo merece, sobre todo si nos dirigimos caminando hasta las ruinas del Monasterio de la Hoz y descubrimos esa fusión de historia y naturaleza en bruto en un mismo escenario.

Pastrana, bienvenidos a la capital de La Alcarria

En Pastrana se pasea la historia de la Princesa de Éboli y las intrigas de la Corte en tiempos de Felipe II. Y es que aquí, en su gran palacio ducal de estilo renacentista, pasó sus últimos años encerrada una de las mujeres más interesantes de la historia de nuestro país. La Plaza de la Hora, aquella a la que se asomaba de su habitación-cárcel, todos y cada uno de sus días en cautividad, sigue siendo uno de los puntos de reunión más habituales de una villa que cuenta con su propia judería, varios conventos fundados por Santa Teresa y lo mejor de la gastronomía alcarriana de la que buena cuenta daría Camilo José Cela en su célebre viaje a la comarca.

El propio Cela diría de Pastrana en su obra: “A la mañana siguiente cuando el viajero se asomó a la Plaza de la Hora y entró de verdad para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse con una ciudad medieval, una gran ciudad medieval”. Y todo a 85 kilómetros de Madrid, que entonces eran un mundo, pero que ahora se hacen en coche en apenas un ratito.

Peñafiel, un barco anclado en la Ribera del Duero

Aquí va una de mis escapadas predilectas desde Madrid. Se tardan 2 horas justas desde Madrid, así que llegamos al borde. Pero la distancia a cubrir merece la pena cuando divisamos en una colina a uno de los castillos del medievo más asombrosos que se conservan en España. De lejos parece un gigantesco navío anclado sobre el mismísimo corazón de la Ribera del Duero. Pero cuando nos acercamos nos damos cuenta de sus verdaderas dimensiones, las mismas con las que soñó el Cid Campeador y con las que se derrotó a los musulmanes en el principio del fin de la Reconquista. “La peña más fiel de Castilla” es un viaje a otro tiempo, a las tradiciones de la Plaza del Coso y al mejor lechazo asado que uno se puede echar entre pecho y espalda, por ejemplo, en el Restaurante Molino de Palacios (un molino del siglo XV a orillas del río Duratón).

Desde Peñafiel surgen infinidad de posibilidades, como hacer turismo enológico en bodegas de la DO Ribera del Duero (eso sí, si bebes no conduzcas tú), visitar una necrópolis vaccea como Pintia en Padilla de Duero, conocer la sede de las Edades del Hombre y un claustro excepcional en el Monasterio de Santa María de Valbuena (que tiene un hotel-balneario cinco estrellas) o visitar un pueblo con dos castillos en Curiel de Duero.

El Burgo de Osma, Berlanga de Duero y el castillo de Gormaz

Esta vez la escapada es a la provincia de Soria, exactamente en esa “tierra de nadie” que se mantuvo durante un largo tiempo en la batalla entre cristianos y musulmanes. De nuevo el Duero como protagonista y los campos de Castilla que nos contara Machado forman parte de una ruta magnífica por tierras sorianas.

El Burgo de Osma, a los pies de la romana Uxama y de un castillo, vive agazapada en sus murallas, alumbrada por el torreón de la Catedral de la Asunción, y surcada por una avenida de pórticos de madera que atraviesan su núcleo histórico. Es la villa de los buenos torreznos de cerdo, de la sapiencia de las aguas de la otrora Universidad de Santa Catalina y parte de la denominada ruta del destierro del Cid Campeador.

Pero desde El Burgo se puede hacer en coche una ruta que busque completar un tridente mágico en el pueblo de Berlanga de Duero, lugar de nacimiento del descubridor de las islas Galápagos, Fray Tomás de Berlanga, y con un casco viejo medieval maravilloso. Al lado la ermita de San Baudelio guarda en su interior una muestra extraordinaria de pintura mozárabe.

Y si queremos rematar la faena, el castillo de Gormaz vigila en su atalaya nada menos que mil años de historias. De hecho se trata de la mayor fortaleza califal levantada en territorio europeo por los árabes. Y aunque está en ruinas, se puede subir hasta arriba en coche y leer a pies juntillas “Campos de Castilla” de Machado.

Estas son mis cinco escapadas favoritas desde Madrid, a una distancia asumible en coche suficiente para disfrutar de todo un viaje en el tiempo.