Cuántos caballos tiene un F-1

13 julio | 2022 | Goodyear

Los motores de Fórmula 1 han evolucionado mucho a lo largo de la historia, pero ¿cuántos caballos tiene un coche de F1? ¡Hacemos un repaso!

Que la Fórmula 1 es la reina de las categorías del motor es un hecho. Es la competición que más aficionados mueve en todo el mundo y la que más atención recibe de los medios de comunicación gracias a pilotos y escuderías que han marcado un antes y un después en los circuitos. Sin embargo, no todos los aficionados lo saben todo sobre este apasionante deporte, como, por ejemplo, cuántos caballos tiene un F-1. A esa pregunta y a cómo han evolucionado los motores a lo largo de la historia vamos a responder en las próximas líneas.

Cuantos caballos tiene un Fórmula 1

Lo primero es responder a esa pregunta: por término medio, los actuales coches de F-1 tienen unos 1.000 caballos de potencia, aunque puede llegar a haber diferencias en torno a los 50 CV entre unas escuderías y otras. Es cierto que los equipos no dan cifras oficiales sobre el rendimiento de sus motores, pero algunas revistas especializadas sí han conseguido esos datos. A modo de ejemplo, ‘Motorsport’ publicó que el Mercedes de Lewis Hamilton alcanzó los 1.022 caballos de potencia en Silverstone en el año 2020, dos más que los 1.020 CV que alcanzó el monoplaza de su compañero Valtteri Bottas.

La comparación con los vehículos de calle es casi imposible: un turismo tipo Seat León tiene unos 100 CV de potencia, por lo que los Fórmula 1 son, de media, unas diez veces más potentes que los coches que circulan por las carreteras. Pero, lógicamente, eso también incide en el consumo de combustible: si un utilitario consume entre 6 y 8 litros cada 100 kilómetros, los Fórmula 1 multiplican esa cifra: queman unos 75 litros de gasolina cada 100 km.

Cuánto pesan los motores de Fórmula 1

Esos 1.000 caballos a los que hacíamos referencia anteriormente son el resultado de una impresionante evolución en el mundo de la Fórmula 1. Las diferentes escuderías cuentan con algunos de los mejores ingenieros del mundo para conseguir sacar el máximo partido a los motores sin que eso suponga un aumento en el peso que pueda trastocar el diseño aerodinámico de los monoplazas. Porque todo, en la F-1, está medido al milímetro.

De hecho, las especificaciones técnicas establecen cuál es el peso mínimo que tiene que tener un motor de Fórmula 1 y que, en las últimas temporadas, no puede ser menor a 150 kilos. El monoplaza, por su parte, debe pesar como mínimo 752 kg, incluido el conductor. A partir de esa cifra, los ingenieros hacen su magia para conseguir el máximo rendimiento para conseguir reducir esas décimas de segundo en cada vuelta que marcan la diferencia entre los pilotos que luchan por la victoria y el resto de la parrilla.

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Cómo han evolucionado los motores de Fórmula 1

Pero los motores de Fórmula 1 nunca han sido tan potentes, ni mucho menos. De hecho, han cambiado sustancialmente desde la primera carrera de F-1 que se disputó en la historia en 1950 en el circuito de Silverstone, y que terminó con los Alfa Romeo copando las tres posiciones del podio con Giuseppe Farina, Luigi Fagioli y Reg Parnell, que se aprovecharon de la avería que sufrió el mítico Juan Manuel Fangio.

Aquellos Alfa 158 eran unos monoplazas que llevaban un motor de 1.500 cc con una potencia de 190 CV, a años luz de los actuales F-1. A partir de ese momento comenzó una lucha interminable por conseguir mayor potencia en los motores para liderar las carreras. Los Lotus de los años 60 y los Brabham de los años 70 lograron aumentar la potencia exponencialmente en los motores de los mejores coches de la década.

Pero fue en los 80 cuando se produjo la explosión de la tecnología que llevó a la Fórmula 1 a superar unos límites casi inimaginables hasta entonces. Honda fabricó un motor para el equipo Williams que consiguió una potencia de más de 1.300 CV durante los ajustes de calificación, impresionante, sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de un automóvil que pesaba solo 540 kilos. Nigel Mansell lo definió de manera muy gráfica: “Conducir esto es una salvajada”.

A partir de la década de los 90 la cosa cambió: la Fórmula 1 introdujo cambios en las especificaciones técnicas para hacer los coches más lentos y, por lo tanto, más seguros. Por eso, algunos de los coches más potentes que hemos visto desde entonces apenas alcanzaban los 600 CV. Sin embargo, la tecnología y los ingenieros consiguieron reemplazar esa falta de potencia con aerodinámica e imaginación para seguir proporcionando un gran espectáculo.

En 2014 se produjo uno de los grandes cismas de la F-1, cuando se apostó por los motores híbridos que hizo que el tradicional rugido de los monoplazas quedara en poco menos que el maullido de un felino. Los aficionados se quejaron y a los equipos no les quedó otra que adaptarse a las circunstancias y volver a tirar de tecnología, aumentando el ancho de los neumáticos y la carga aerodinámica para conseguir estar en lo más alto.

El futuro de los motores de Fórmula 1 es, de momento, desconocido. La FIA ha congelado el desarrollo de los nuevos motores al menos hasta 2025. Entonces está prevista una nueva generación de unidades de potencia, aunque todavía no se han definido sus especificaciones. Lo único que está claro es que equipos y pilotos lo darán todo de su parte para seguir ofreciendo grandes espectáculos sobre la pista. Por eso es, sin duda, el “Gran Circo”.

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