¿Qué ver y qué hacer en Cantabria?

26 octubre | 2022 | Goodyear

Si quieres disfrutar de tu visita al cantábrico, no te pierdas estas recomendaciones de los principales lugares que ver y cosas que hacer en Cantabria.

Dicen que Cantabria es infinita y eso no es solo un slogan publicitario más o menos acertado. Cantabria es infinita por sus impresionantes montañas, sus espectaculares playas, sus valles y pueblos con encanto y una gastronomía excelente. Pero, por si todo eso fuera poco, Cantabria también es maravillosa por sus gentes, del interior y de la costa, que conforma el verdadero carácter de esta tierra. Si quieres saber qué ver y qué hacer en Cantabria, únete a este apasionante viaje con nosotros.

Santander

Toda visita a Cantabria debería comenzar por Santander, la capital y el epicentro administrativo y económico de la región. Santander es un lujo para los sentidos, principalmente para la vista: te recomendamos dar un paseo por todo el paseo marítimo que comienza en las famosas playas del Sardinero y llega hasta el centro de la ciudad. Entre medias pasarás por la Península de la Magdalena, un precioso paraje donde podrás ver el palacio del mismo nombre y que fue la residencia de verano del rey Alfonso XIII.

Una vez en el centro, disfruta del Paseo de Pereda, uno de los más bonitos de España, y donde te encontrarás la estatua de los raqueros y el Centro Botín, un centro de arte diseñado por Renzo Piano y que ha conseguido integrar en el centro de la ciudad, pero sin perder la esencia de la bahía de Santander, una de las más bonitas del mundo. Después, pasea por sus empinadas calles del interior, disfruta del ambiente de la Plaza de Cañadío y aprovecha para comer un cocido montañés, porque quita el hipo. Incluso puedes hacer un tour en el que te explicarán todo lo que sucedió en el gran incendio de 1941, cuando ardió casi toda la ciudad.

Y un consejo: cuando llegues al Sardinero, no te detengas: continúa la senda que te llevará hasta el Cabo Mayor rodeando el campo de golf y desde la que disfrutarás de algunas de las vistas más bonitas, tanto de la ciudad como de la bahía. Una vez arriba, no dejes de pedir una ración de rabas: además de exquisitas, te las podrás tomar en su terraza con la inmensidad del mar como testigo.

Santillana del Mar

Es el pueblo de las tres mentiras, ya que no es santa, ni llana ni tiene mar. Pero Santillana es una parada imprescindible en tu ruta por Cantabria porque es uno de los pueblos más bonitos de España. Sus calles adoquinadas, las casonas cántabras, los balcones bellamente decorados y los rincones con encanto que irás encontrándote a lo largo de tu paseo merecen y mucho la pena. Allí está la Colegiata de Santa Juliana, monumento nacional desde el siglo XIX, y también las Torres del Merino y la Torre de Don Borja.

Pero, sin duda, no podrás dejar de visitar las milenarias Cuevas de Altamira, consideradas como la Capilla Sixtina del arte rupestre. En el museo podrás encontrar una réplica exacta de la cueva original, que solo se puede visitar en momentos muy puntuales y con cita previa por razones de conservación. También deberías acercarte a la playa de Santa Justa y conocer su ermita, enclavada en la roca y que le confiere un aspecto único.

Picos de Europa

En el año 2020, Potes fue elegida Capital del Turismo Rural y no es de extrañar. Allí se encuentra el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, famoso por albergar el trozo más grande de la Cruz de Cristo, pero también es la puerta a los Picos de Europa, una de las cadenas montañosas más espectaculares de España. Te recomendamos coger el teleférico de Fuente Dé para poder emocionarte desde un mirador situado a 1.800 metros de altura. Pero esta zona de Cantabria tiene mucho más que ver: es la comarca de Liébana, donde se suceden pueblos espectaculares como Mogrovejo, Espinama o Bejes. Recórrelos por algunas de las rutas de senderismo que abundan por allí y haz hambre, porque te espera un cocido lebaniego, uno de los platos más importantes de la gastronomía cántabra.

Valles pasiegos

Quién no se ha comido alguna vez un sobao pasiego, pero de los de verdad. Son originarios de los valles pasiegos, una zona no tan conocida de Cantabria, pero que mantiene el encanto rural de esas zonas que aún no se han masificado con los turistas. La mejor manera de conocerlos es entrando a través de Liérganes, un espectacular pueblo medieval y donde, curiosamente, se instaló la primera fábrica de artillería de toda España. Su Puente Mayor o la Casa de los Cañones son razones de peso para visitar este precioso pueblo cántabro. Y, cuando lo hagas, no olvides preguntar por la leyenda del hombre pez: te sorprenderá. Antes de marcharte (y de comprar tus sobaos y quesadas autóctonas), date un paseo por San Roque de Riomiera o la Vega de Pas, pueblecitos que te encantaran.

Parque de la Naturaleza de Cabárceno

No te puedes marchar de Cantabria sin conocer el mejor destino para ir con niños: el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Se encuentra a 17 kilómetros de la capital y es un paraíso para disfrutar con los pequeños de la casa. No es un zoo como puedas pensar, sino que puedes recorrer el parque en coche e ir parando para ver a los animales en semilibertad. Te cruzarás con jirafas, elefantes, osos o rinocerontes, todos ellos disfrutando de un paisaje kárstico y de 750 hectáreas pensadas y diseñadas para los propios animales.

Esta región es infinita y, por eso, hay mucho más que ver y hacer en Cantabria. Pasa por Comillas, visita el bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal, llégate hasta la Cueva del Soplao y no dejes de hacer la ruta del faro en Santoña, donde se comen las anchoas más ricas del mundo. Y si aún tienes ganas de más, vete a conocer el nacimiento del río Ansón y su cascada y la costa quebrada, una zona de playas entre acantilados que despertarán todos tus sentidos.

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