Sierra de Tramontana: rutas y senderismo por la columna vertebral de la isla de Mallorca

23 julio | 2020 | David Escribano de "Viaja Blog"

En Goodyear viajamos hasta la Tramontana con David Escribano, de ‘Viaja blog’, para enseñarte este paradisíaco lugar

Aunque entre los turistas, sobre todo los extranjeros, la isla de Mallorca es famosa por sus magníficas playas, lo cierto es que su columna vertebral calcárea, la ‘Serra de Tramuntana’, ofrece al viajero activo y amante de los pequeños pueblos históricos un sinfín de alternativas.

Cuando te encuentras entre bancales de cultivos, pueblos de calzadas adoquinadas y casas de piedra, y barrancos sesgados de belleza sobrecogedora y tapizados por la típica vegetación mediterránea, el aroma a mar parece disolverse casi por completo y queda, en su lugar, una esencia fruto de la mezcla de olivares, naranjos y encinas. Te encuentras en el interior de la isla y el Mediterráneo parece tan lejano que no dudarás que es así hasta que subas a alguna cima desde la que puedas divisarlo.

Esta diversidad paisajística es la que convierte a Mallorca en un destino realmente completo. Si eres de los que les gusta el senderismo, en la Sierra de Tramontana puedes disfrutar de varias alternativas, pero te recomendamos estas dos.

Casa Fornalutx

Senderismo para descubrir los paisajes y pueblos

Ruta circular Sóller-Fornalutx-Sóller

La localidad mallorquina de Sóller es una de las más turísticas de la isla. La razón la puedes encontrar en sus callejuelas tomadas por palacios y casas señoriales, además de la bella iglesia de Sant Bartomeu – de estructura barroca, fachada modernista y campanario neogótico -, el pequeño museo modernista de Can Prunera – que acoge obras de artistas como Picasso, Kandinsky y Andy Warhol, entre otros – y el romántico tren turístico de vía estrecha que une a Sóller con Palma de Mallorca desde 1912. Este trayecto de una hora es una de las joyas turísticas de Mallorca.

Sin embargo, como no has llegado hasta aquí para tomar un tren, sino que prefieres caminar por los campos del interior de Mallorca, deberás salir del centro de Sóller tomando la calzada que lleva a L’Horta de Biniaraix.

Tras unos pocos minutos de ascenso por carretera asfaltada, se arriba a la entrada de Biniaraix, un pequeño pueblo de casas de piedras en el que viven menos de 500 habitantes. En esta encrucijada se puede elegir un desvío que lleva a la ruta senderista del Barranco de Biniaraix. Este camino es una gran opción para aquellos que estén buscando un reto algo más exigente y un mayor contacto con la naturaleza.

 

En cambio, la ruta circular Sóller-Fornalutx-Sóller es mucho más relajada en sus 10,5 km de longitud, y ofrece visitas a bellos pueblos.

Al dejar Biniaraix – no sin antes haber tomado una fotografía en su calle más emblemática, la de Sant Guillem – el camino continúa por una estrecha carretera asfaltada en la que, aunque apenas existe tráfico, debes tener cuidado si estás haciendo la ruta con niños pequeños.

La carretera asciende, serpenteante, entre olivares y casas de campo. Pasado un rato, llega el momento de tomar un desvío a la izquierda, dejando la carretera para tomar el antiguo camino rural que lleva a Fornalutx. Tras un descenso sencillo por una senda rodeada de vegetación, el pueblo de Fornalutx aparece majestuoso y romántico.

Posee una historia de más de un milenio, cuando una gran granja árabe ocupaba este lugar. A sus calles se asoman caserones de piedra y tejados rojos, adornados con coloridas flores y perfumados por el sempiterno aroma a naranjos. Una iglesia del siglo XIII es el monumento más icónico de Fornalutx, pero un simple paseo por sus tranquilas calles es tan reconfortante y atractivo como el mejor de los museos.

Al salir de Fornalutx por el camino que lleva al cementerio, la huerta de esta parte de la isla de Mallorca se abre de nuevo ante ti. Es el momento de tomar el estrecho sendero que lleva, entre un pequeño parche de bosque cruzado por un riachuelo, a la villa de Binibassí.

Binibassí es un conjunto de construcciones centenarias que motean el verde campo de las faldas de la sierra de Tramontana. Un buen preludio antes de regresar al casco urbano de Sóller, tras haber realizado una bella ruta por la Tramontana mallorquina.

Senda Binibassi

Sendero a la Torre de Cala En Basset

En la parte suroeste de la isla de Mallorca, la isla Dragonera se perfila como un paraíso natural imperturbable. En ella se pueden realizar unas rutas senderistas de gran belleza, pues el acceso a la isla está limitado a unos cientos de personas al día. La Dragonera es una continuación geológica de la Sierra de Tramontana, separada de la costa de la isla por un profundo canal de poco más de 800 metros de anchura.

Algunos de los barcos que poseen el derecho de viajar a Dragonera parten de la pequeña localidad costera de Sant Elm (San Telmo).

Desde la adormecida – sobre todo en cualquier época distinta al verano – Sant Elm comienza una sencilla ruta que conduce a la torre defensiva de Cala en Basset, la cual formó parte de las protecciones que los gobernantes mallorquines levantaron entre los siglos XVI y XVIII, para repeler los constantes ataques de los piratas berberiscos.

Partiendo de las calles del centro de Sant Elm, hay que tomar la ruta que lleva a Can Tomeví. Este primer tramo es asfaltado, pero tras 10 o 15 minutos se llega a un cruce de caminos en el que debes decantarte por la senda de la izquierda, cambiando, así, cemento por tierra mediterránea.

El sendero transcurre ahora entre pinos y matorrales de hierbas aromáticas, pero lo mejor de todo lo tienes a tu izquierda, a vuelo de pájaro sobre el mar. Y es que en ese costado te acompaña, durante el resto de la ruta, la verde silueta de la isla Dragonera. Tumbada, tranquila al saberse intocable desde su declaración como Parque Natural en 1995.

Cala en Basset

Tras poco más de 20 minutos de sencilla caminata por esa bella cornisa, aparece delante de ti la magnífica torre de vigilancia de Cala En Basset. La estructura se halla medio en ruinas, pero unos escalones de hierro han sido fijados en la pared circular de piedra del interior de la torre para poder acceder a las almenas de la misma.

Desde ese lugar las vistas son impresionantes, con el verde y ocre de la ladera de la montaña y el azul del Mediterráneo bajo tus pies. Es el lugar ideal para desplegar una manta y hacer un picnic inolvidable, con un bocadillo de sobrasada y queso mallorquín y una ensaimada de postre.

Justo al doblar el recodo en el que se eleva la torre de vigilancia, un abrupto acantilado aparece para morir en la preciosa cala de En Basset. Las piedras de la cala se adentran en unas aguas que, en esta parte, combinan el azul oscuro con tonalidades más claras, llegando a tornarse verde. Unas aguas de una belleza increíble en las que dan ganas de sumergirse para observar la abundante vida submarina de esta parte de la isla.

Un lugar que quedará grabado para siempre en tu memoria. Otro bello rincón de una Sierra de Tramontana que demuestra que, aunque Mallorca destaca por sus playas, es mucho más que eso.

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