Tipos de tracción en los automóviles: mucho más que unas siglas

6 octubre | 2022 | Goodyear

Tracción delantera, propulsión o tracción trasera y 4×4 son los principales tipos de tracción automotriz. Estas son sus características y diferencias.

Cuando hablamos de tracción, nos referimos a qué ruedas se transmite la potencia del motor. En líneas generales, podemos encontrar tracción delantera, trasera y total (aunque hay algunos subgrupos). Te explicamos cada una, sus pros y contras y sus usos habituales.

Qué es la tracción y tipos

La tracción varía por completo el funcionamiento de un vehículo. Los ingenieros de la industria automotriz eligen a qué par de ruedas se envía la potencia del motor: son las denominadas ruedas motrices.

Si estas se encuentran en el eje delantero, estaremos ante vehículos de tracción delantera. Si, al contrario, se sitúan atrás, se tratará de un vehículo a propulsión o tracción trasera. Por último, hay modelos que mandan la energía a los dos ejes: los denominados de tracción total.

Eso sí, dentro de estos tres grandes grupos existen muchas divisiones, sobre todo, dentro de los vehículos de tracción total. Te vamos a explicar qué significan en realidad siglas como FWD, RWD, AWD o SWD, porque elegir entre un 4×4 o un 4×2 es mucho más que una simple multiplicación.

La tracción determina en cierta manera dónde se encuentra el motor, pero también implica cómo se conduce el vehículo, cómo responde, cuánto dinero gastarás en su mantenimiento y cuál será su consumo. Por eso, deberías plantearte qué uso vas a dar al coche antes de decantarte por un tracción delantera, trasera o total.

Tracción delantera (FWD)

A la tracción delantera también se les denomina “Front Wheel Drive” o FWD: las ruedas motrices están en el eje delantero. Normalmente, el motor también se encuentra en la parte delantera del vehículo. Como la potencia llega al mismo lado en el que está la dirección del coche, lo conduciremos más fácilmente. Hay más tendencia al subviraje o pérdida de adherencia del eje delantero, pero esta se corrige de forma más intuitiva.

Además, este tipo de vehículos no llevan árbol de transmisión, por lo que pesan menos y son más ligeros. Por tanto, también consume menos y su mantenimiento mecánico suele ser más barato, excepto porque se desgastan más los neumáticos delanteros. Para los fabricantes también es la opción más económica, ya que les sale más barato colocar el motor delante. Se ahorran piezas.

Propulsión o tracción trasera (RWD)

En los vehículos de tracción trasera, la propulsión pasa a las dos ruedas posteriores del coche. Se les denomina también RWD o “Rear Wheel Drive”. Se trata de una fórmula muy usada principalmente en coches deportivos, porque, por norma general, ofrecen una mayor capacidad de aceleración desde parado y permiten un mejor reparto de pesos en el vehículo. Eso sí, en las curvas requiere un control más experto: se puede dar el sobreviraje o que las ruedas traseras pierdan fricción (más difícil de corregir que el subviraje que se da en los tracción delantera).

Normalmente, estos coches necesitan un tren de transmisión más grande y deben quitar espacio al habitáculo, sobre todo en las plazas traseras. Por eso, van unidos a carrocerías de tipo más deportivo. Además, suelen pesar más y tener motores de mayor cilindrada, lo que determina un consumo mucho más alto.

Es la tracción más frecuente entre los modelos estilo cupé. Muchos fabricantes de gama alta están especializados en este tipo de modelos, aunque también podemos encontrar este tipo de tracción incluso en las gamas de acceso de BMW y Mercedes Benz (aunque en las gamas de acceso se impone cada vez más la tracción delantera).

Tracción total o 4×4 (AWD o 4WD)

En los denominados tracción total o 4×4 todas las ruedas son motrices de forma permanente: los puedes encontrar bajo las denominaciones de AWD (“All Wheel Drive”) o 4WD (“Four Wheel Drive”).

La tracción total garantiza el mejor agarre al suelo en circunstancias adversas, aunque nos encontremos fuera del asfalto y bajo condiciones climatológicas adversas. Si vas a conducir en alguna de estas circunstancias, te recomendamos un todoterreno puro (no un SUV). Si, por el contrario, vas normalmente en asfalto y no vives en zonas de climas extremos, piénsatelo (aquí el SUV sí es mejor opción).

Estos coches son más pesados, tienen una respuesta de frenada mayor y, además, consumen más combustible. También resultan más difíciles de conducir, sobre todo en curvas. Por otro lado, el coste del mantenimiento es el más costoso de todos.

La clave está en el diferencial

Las carrocerías estilo 4×4 tienen cada vez más adeptos: son más altos, tienen mejor visibilidad y cuentan con mayor superficie de carga y de espacio en el habitáculo. Por eso, los fabricantes de coches apuestan por vehículos con estética SUV o todo terreno, pero de tracción delantera o, incluso, que permitan al conductor elegir entre delantera o total según sus necesidades mediante una palanca o un dispositivo: a este tipo de vehículos se les denomina 4WD o Four Wheel Drive.

También están los tracción AWD o All Wheel Drive. Tienen lo que podríamos denominar una “tracción inteligente”, es decir, que no requiere la intervención del conductor. Según se va monitorizando la rotación de los ejes, el vehículo sabe a qué ruedas mandar más potencia y puede bloquear aquellas que estén patinando. Sería los todo terreno más avanzados tecnológicamente y, por tanto, también los más caros.

Como puedes ver, el sistema de tracción es un punto clave a la hora de decidir qué coche comprar. Recuerda que no solo variará el agarre con el suelo, sino que también define el comportamiento, el consumo y el futuro mantenimiento del vehículo.

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