Descubre con Goodyear los detalles de cada sistema de seguridad de tu coche. Te contamos las principales características de la seguridad activa y pasiva.
En el mundo de la seguridad vial, es importante diferenciar entre dos conceptos: seguridad activa y pasiva. La seguridad activa es el conjunto de elementos pensados para evitar los accidentes, mientras la seguridad pasiva se centraría en todos esos elementos que reducen al mínimo los daños que se pueden producir cuando el accidente es inevitable. Es decir, prevenir y paliar. Dos formas de buscar un mismo objetivo: salvar vidas.
Diferencias entre seguridad activa y pasiva
Existen grandes avances tecnológicos que hacen que los coches sean cada vez más seguros. Se investiga para que los vehículos sean más eficaces y tengan mayor estabilidad en marcha, ante cualquier circunstancia e imprevisto y así evitar, en la medida de lo posible, los accidentes. Es lo que se conoce como “seguridad activa”.
Por ejemplo, se calcula que sistemas como el ESP (control de estabilidad), que se inventó ya hace 25 años, solucionan un 80 por ciento de las situaciones de peligro. Según un estudio del Club Europeo de Automovilistas (CEA), si se hace obligatorio su uso, podrían salvarse 10.000 vidas al año.
Por su parte, hay una serie de sistemas pensados para paliar los daños que se pueden sufrir en caso de que el accidente no se pueda evitar. Es la denominada “seguridad pasiva”. En ocasiones implican la correcta utilización por parte de los ocupantes del vehículo.
También podemos ilustrar con cifras la importancia de los sistemas de “seguridad pasiva”. Por ejemplo, según datos del CEA, los cinturones de seguridad evitan unas 12.000 muertes al año: estamos hablando de que reducen la mortalidad en carretera en más de un 50%.
Seguridad activa y pasiva son, por tanto, dos caras de la misma moneda. Vamos a ir viéndolas de forma más detallada.
Seguridad activa, todo bajo control
Los sistemas de seguridad activa trabajan en varios frentes: mayor eficacia del vehículo en marcha y, sobre todo, mayor estabilidad.
Obviamente, el sistema de frenado se incluiría en este apartado. Ahora todos los frenos cuentan con circuitos independientes que funcionan por separado o sistemas de antibloqueo (ABS), que permiten cambiar la dirección del coche a la vez que frenamos. En los últimos años, los sistemas de freno se han ido completando con avances como el sistema de detección de peatones (capaz de frenar el coche de forma autónoma si detecta un posible atropello) o la frenada de emergencia automática.
El sistema de dirección y el de suspensión también se englobarían en la seguridad activa. Desde hace años, la dirección se endurece a altas velocidades. También han ido incorporando lo que se denomina asistencia a la conducción o ADAS (Advanced Driver Assistance System), que comprenden avisos de salida o cambio involuntario de carril, entre otros avances.
Y no nos podemos olvidar de los neumáticos. Son uno de los sistemas de seguridad activa más importantes, porque garantizan la máxima adherencia con el suelo. Los fabricantes estudian al milímetro cuestiones como su capacidad de carga, elasticidad, amortiguación, estabilidad direccional y la máxima adherencia en tracción y frenado, además de proporcionar una resistencia a la rodadura mínima y una máxima duración al desgaste. Sin embargo, la implicación de los usuarios es clave, porque deben garantizar su correcta presión y controlar su desgaste.
Y la lista de elementos de seguridad activa continúa: encontrarás alertas de colisión frontal o de salida de carril, asistentes de mantenimiento de carril, controles de crucero o adaptativos, detectores de fatiga, controles de ángulo muerto o los nuevísimos reconocimientos de señales de tráfico…
Seguridad pasiva, reducir las consecuencias
Cuando los sistemas de seguridad activa no han podido evitar el accidente, entra en marcha la seguridad pasiva. Esta se centra en paliar las consecuencias negativas que puede tener el impacto, reduciendo las lesiones graves o mortales.
Aunque se sigue avanzando en tecnología, a día de hoy el sistema de seguridad pasiva más eficaz es el cinturón de seguridad. ¡Y se inventó en 1959! La Dirección General de Tráfico asegura que reduce en un 90% el riesgo de fallecimiento tras sufrir un accidente.
Para los niños, el equivalente al cinturón de seguridad sería el sistema de retención infantil (SRI), adecuado a su peso y edad. El CEA nos da otro dato que deja bien claro su importancia: en caso de colisión a 50 Km/h un niño de 20 kilos que viaje sin ningún tipo de sujeción se golpearía contra el parabrisas con una fuerza equivalente a 500 kilos.
Sin un buen uso del cinturón de seguridad o de los sistemas de retención infantiles, se vería comprometida la eficacia de otros elementos de seguridad pasiva tan importantes como el reposacabezas o el airbag.
También dentro de la seguridad pasiva se agrupan las carrocerías (estudiadas al milímetro para que absorban la energía en caso de impacto), los cristales que no saltan en pedazos en caso de golpe o los pedales y columna de dirección deformables, entre otros.
Los últimos avances tecnológicos no solo estudian la protección de los pasajeros. Por ejemplo, se están probando sistemas de protección a los peatones en caso de atropello. También la conectividad se aplicará a la seguridad pasiva. Se está extendiendo el uso de la denominada e-call: en caso de accidente, el propio coche mandará una llamada de emergencia con la ubicación exacta para que acudan los servicios de asistencia.
Los departamentos de i+D de todos los fabricantes de vehículos buscan mejores soluciones de seguridad activa y pasiva. Sin embargo, la implicación del usuario es básica. Debe saber cómo funcionan estos sistemas y usarlos siempre para aumentar la seguridad en carretera.
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